Autor Tema: Las historias del Gallego AMACH  (Leído 2184 veces)

Desconectado El luxado

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Las historias del Gallego AMACH
« : 18 de Junio del 2017, 14:51 »
   Manuel era muy conocido en mi pueblo. El con poco disfrutaba de una vida llena de alegría y todos lo querían
por su humana forma de encararla.
Su trabajo de siempre había sido restaurador, cualquier cosa antigua que se rompía y la querías nueva, Manuel con
su paciencia y conocimiento la dejaba espléndida.
Trabajaba con horario en el Museo de la calle 9 de Julio y devolvía a la vida infinidad de piezas valiosas.
Su horario le permitía ir al Club todos los días a la misma hora y sentarse a charlar con sus vecinos, amigos de
toda la vida.
Uno de ellos, un día, trajo a la mesa una propuesta y todos escuchamos con entusiasmo.
En el campo, en un galpón en que se guardaban herramientas viejas y ya sin uso, corriendo tanques y chapas
amontonadas apareció una motoneta siambretta, seguramente de su abuelo o de una de sus tías.
Nadie de los presentes tenía mucho entusiasmo por las motos viejas, así que la charla se fue desvaneciendo.
Había que elegir un nuevo presidente del Club, por que Don Juan estaba bastante enfermo, esto concitó la charla
del día.
Se saludaron, cada uno tomó para sus quehaceres, pero Carlos el hombre del campo, y Roberto que era el mecánico
del pueblo se quedaron hablando de la motoneta.
Roberto le dijo a Carlos, invitalo a Manuel a restaurarla, que yo con Aníbal la hacemos arrancar.
Todos se fueron y dejaron los vasitos de soda que te sirven con el café medios llenos.
Al otro día ya la restauración de la siambretta era el tema y todos embalados para que lo hicieran porque, José
dijo que en Chacabuco había un encuentro de motos antiguas y sería lindo que el Club presentara una.
Hasta el Intendente se enteró y consiguió revistas para ayudar a la restauración.
El gallego como estaba jubilado se ofreció a ir a buscarla al campo y llevarla al Taller de Roberto.
Parecía, esto de la motoneta como una titánica tarea de los integrantes de la mesa de café. Se proyectaba algo y
se designaba al que debería conseguirlo, Roberto con Manuel la desarmaron cuidadosamente e hicieron un
listado con los faltantes, frondosa lista que Federico pasó en limpio.
Los dueños de la ferretería El fundador donaban la pintura y tornillos varios.
El comisario, que su papá había tenido una se ofreció a colaborar.
En esos días se eligió de Presidente del Social a Jorge, un paracaidista de aquellos, si algo le decías te
mostraba un carnet de aeronáutica del tiempo de los azules y colorados.
Casi todo los habitantes estaban enterados de lo que Manuel y sus amigos estaban por hacer, el trabajo
era restaurar una motoneta SIAMBRETTA que finalmente supimos era de un novio de la tía soltera de Carlos, que lo
sacaron carpiendo del campo y con las amenazas no volvió más.
Cuando Carlos le avisó a la tía estuvo dos horas para que le entendiera, sorda y con 86 años para ella era todo
igual, aunque esperaba todavía a su novio del 1958, que dijo ya vuelvo y no lo volvió a ver.
El electricista del proyecto era Ricardo, que practicaba con Román con las luces
del salón de baile, y les iba bien.
Pirulo se haría cargo de las cubiertas, un tal Di Palma amigo de el se las
conseguiría.
Aunque la motoneta estaba en el taller el horario era, para juntarse de 13 a 15 en el club y a partir de las
19 horas en el taller de la avenida Etcheverría.
Por amigos del Comisario conseguimos casi todo lo que no teníamos, para pagar los repuestos comprados en Capital,
hicimos un campeonato de truco en las instalaciones de la Pulpería de Mariano, quién se hizo cargo de la cantina
y para nosotros la recaudación autorizada por el comisario, del campeonato.
Era un lujo verlo a Manuel trabajando sobre las chapas, cuadro, guadabarros, estaba tomando forma y todos
se iban entusiasmando.Tino y su hermano Fino muy detallistas consiguieron los calcos.
El motor aparte, sobre un banco diseñado en forma especial, ya dejaba entrever una máquina notable. Roberto y
Aníbal sacaban medidas y discutían sanamente para el buen armado del motor.
No se les escapó, ningún detalle, la pintura, los cromados que se llevaron a hacer a Buenos Aires, eran un lujo
y estaba la terminación prevista para el Aniversario del Pùeblo, donde se presentaría ante la sociedad.
Con los colores de la patria, las gomas negras y brillando por todos lados Manuel y Roberto con la
presencia del intendente y del comisario la destaparon para que la veamos en una velada memorable.
Cuando digo destaparon, les cuento la habían cubierto con un telón de un lateral del escenario para impresionar
aún más.
La llevamos a Chacabuco y trajimos el primer puesto a moto mejor restaurada, la alegría fue mayor.
Como salió tan lindo todo y nos agarró el bichito de restaurar motos y motonetas, empezamos y ahora cada uno
tiene la suya y recorremos los caminos rurales meta humo, ruido y risas.
Gracias a los que hicieron posible este trabajo, que casi fue comunitario.

Autor: Gallego AMACH (Amigos de las motos antiguas Chivilcoy)
« Última Modificación: 20 de Junio del 2017, 19:41 por El luxado »

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Re:Las historias del Gallego AMACH
« Respuesta #1 : 20 de Junio del 2017, 19:43 »
El viejo y Juan

   Por intermedio de Abel, un amigo de la localidad de Chacabuco y entusiasta de las motos y coches antiguos, fuimos
invitados a Rawson a formar parte de la famosa Fiesta de La Primavera que se celebra en ese pequeño poblado del
partido, nosotros iríamos con nuestras motos y formaríamos parte de un gran desfile donde habría de todo, como ya
estamos acostumbrados de los pueblos de campaña.
Era interés asimismo de las autoridades comunales hacer de esta fiesta algo muy grande porque estaba invitado
el Ministro del Interior Aníbal Fernández quien en ese acto prometería hacer el acceso pavimentado desde la ruta
51 hasta el mismísimo centro.
Nos organizamos el domingo para salir del Club Gimnasia a las 8 horas, y así en riguroso horario iban llegando los
pilotos con sus endemoniadas máquinas del ayer, el viejo con su Puma, el negro con su chopper siambretta, Roberto en
su AV blanca que lo acompaña desde los 15 años, Aníbal con su New Hudson del 1914, Román con la alpino 200, Pirulo
con una Triumph 500 que es una joya, Marcelo con su Tehuelche, Vigli con su Royal enfield, Manuel con su Felina,
el gallego con su Lambretta A del 1947, Marcos con su Guzzi, Carlos con su Honda 400 y varios más, digo esto porque
quiero destacar en este viaje la participación especial de Juan con su JAWA 350.
Desde muy temprano reinaba en el grupo una camaradería muy buena, sobre todo entre el viejo y Juan, quienes de temprano
no dejaban de tomar de una petaca una bebida color blanca, que no invitaban a nadie.
El viaje por la ruta 51 se hizo placentero hasta que una cubierta de la Puma dijo basta y se desinfló, el gallego
de su desordenada guantera sacó un Tyre Pand y solucionamos el problema, en la entrada a Rawson se dirigía
la caravana y era el punto de encuentro para entrar a Rawson como perfectos gladiadores de la moto.
Llegamos a la Plaza y nos estaba esperando Abel y el comisionado, Abel andaba en una Coupé copia de una turismo
carretera del ayer, que el Ministro había pedido para llegar al pueblo como copiloto, boludeces propias del
poder, pero que estos cumplieron a rajatablas.
Había dos cuadras preparadas para depósito diríamos de las máquinas que iban luego del almuerzo a desfilar, por
un palco donde estaban las autoridades y desde donde el Ministro prometería el soñado acceso de asfalto.
Allí fuimos y dejamos las motos, luego nos dirigimos a las mesas que rodeaban la plaza, debajo de la sombra
de hermosos árboles. Eso era casi al borde de la plaza, en el sendero próximo a las calles que la circundaban.
En el centro de la plaza, había vendedores de todo tipo, parejas de novios abrazados, niños corriendo, bebés
llorando, un payaso, un mago y dos guitarristas ensayando, antes de subir al escenario principal. También
había un petiso donde se hacía cola para sacar la foto, con un sombrero mexicano que no pegaba ni con cola.
Los pibes contentos, las madres orgullosas y los padres con la billetera hirviendo.
Juan y EL VIEJO seguían bebiendo a escondidas de todos, porque el gallego en su caracter de presidente del
grupo había pedido corrección en todos los actos de los integrantes de la delegación AMACH.
Llamaron a sentarse porque empezarían a servir, la verdad un lujo, empanadas, chorizo, asado y un postre
helado era el menú, cosa que cumplieron acabadamente. Juan y el viejo organizaron entre ellos dos, sin dejar
participar a otro, quién se volteaba más cajitas de Tetra, y bueno no se sabe quién ganó, pero de ahí en
más fueron todos accidentes.
Cuando dieron la orden del inicio del desfile, ya llegamos tarde, porque Juan espantó a los caballos de los
tres equipos de pato que estaban prestos para el pasaje, los caballos encararon la plaza y sin sus jinetes
iban haciendo un desastre por donde pasaban, corrían los jinetes, la policía, la gente para tratar de
frenarlos cosa que después de un rato pudieron. Mientras el viejo le escondió el conejo al mago y se armó
otro problema, hasta que lo convencieron y lo entregó.
Nos miraban feo, el gallego se sonreía para no llorar.
Juan y el viejo agarraron sus motos e hicieron una carrera alrededor
de la plaza, que terminó con el viejo abrazado a los parlantes del sonidista del evento y entre mezclado
entre cables de todos colores.
Juan, se asustó un poco cuando vio la cara ensangrentada del viejo y se quedó a un costado del escenario
sin siquiera participar del desfile.
Pasaron las carrozas, verdaderas bellezas alegóricas a la primavera con señoritas muy bellas saludando a todo
el público presente.
Los de siempre, las escuelas, la policía, los bomberos, el equipo de fútbol de Sarmiento sin su nro 9 que era
de buenos aires y no pudo venir, el equipo de Moreno completo, una pila de autos antiguos y nosotros desfilando.
Finalizado el desfile todos se juntaron frente al escenario, primero habló el comisionado, a lo que Juan que
se había quedado allí interrumpía diciendo VIVA PERON CARAJO, la gente estaba molesta, pero algunos se reían.
Cuando le tocó el turno al Ministro y Juan diciendo lo mismo lo empezó a interrumpir, hizo y se notó unas
señas y dos corpulentos jóvenes lo levantaron en andas y lo llevaron varias cuadras adentro del pueblo.
En realidad se comprometió a hacer la entrada, el comisionado nos dijo que una vez terminada nos invitaría
a la inauguración, cosa que no sé si ocurrió, porque no nos invitaron más, el motivo lo dejo que lo suponga
el lector, O NO SE HIZO LA ENTRADA O NO NOS QUIEREN POR ALLI.
Encaramos la vuelta, antes de llegar a la ruta 51 el viejo tuvo tres caídas.
Veníamos controlando todo, porque estos hasta que no estuvieran en sus casas eran capaces de cualquier cosa
Juan entró en una gomería, el hombre tenía una jaula con pájaros, a los que Juan les dijo VIVA LA LIBERTAD
abrió la puerta e hizo volar, el gomero se lo quería comer, pero intervino el negro y le dijo que se los
iba a reponer, cosa que estará esperando, supongo. Juan se cortó solo luego que
llenó la petaca en el Club con cognac añejo.
Una vez todos en la Ruta y con la caravana bien armada, pasando Emilio Ayarza, el viejo agarró el borde de la
banquina y salió disparado para el medio de la ruta, había que urgentemente desviar a los camiones que
transitaban por ella, zafamos, la moto se dobló toda, paramos un auto, de los de exposicion que estaban
en el desfile y cuando le pedimos que nos llevara al caído, puso primera y desapareció.
Un vecino de Chivilcoy, en una camioneta paró y lo cargó atrás, lo seguíamos de cerca porque se nos podía
tirar, varios de los nuestros lo acompañaron a la casa y los recibió muy feliz la esposa, a bueno dijo
por lo menos en esta volvió y no lo tuve que ir a buscar al hospital.
Algunos se retiraron a sus domicilios y otros nos fuimos a tomar un cafecito al Club, Juan vino con
nosotros, cuando comentábamos las peripecias del viaje, Juan a título de confesión nos dijo: Bravo el viejo
me ganó con las tetra, me ganó 10 a 6, es de primera tomando vino.
Autor: Gallego AMACH

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Re:Las historias del Gallego AMACH
« Respuesta #2 : 20 de Octubre del 2017, 13:50 »
 LA CEGUERA DE PEDRO

Nos encontramos el domingo a las 8, ¡ojo! lleven abrigo, seguro va a ser una mañana muy fría.
Ese era el texto del mensaje que recibí el viernes a las 21,30 horas y de tan acostumbrado lo tomé en cuenta.
Fui a cambiar el aceite de la moto. Iba a probar una moto que me prestó mi yerno, que hacía tiempo él no usaba.
Sábado a la mañana le inflé las gomas, la limpié, y le revisé la cadena. Todo muy bien, la guardé hasta la salida
dominguera.
Estaba en la quinta disfrutando a mi nieto menor, en la tarde del sábado, después de comer un asado que en la
parrilla, mi nieto el mayor, se lució. Exquisito.
-Papá estás recibiendo mensajes en tu teléfono, ya escuché a varios.
Como tenía todo arreglado para el domingo no le dí bolilla y seguí jugando al fútbol en el parque.
-Papá venite a tomar unos mates y a probar esta torta que hizo, Laurita, la mujer del encargado de la quinta.
Nos fuimos para adentro, estaba refrescando a pesar que el sol tenue se iba escondiendo sin ganas.
El teléfono seguía con su sonido de aviso de mensaje, y como estaba cerca le presté atención.
El mensaje decía: Venite hasta el sanatorio, Pedro tuvo un accidente.
Pedro, Rafael y yo, somos los que viajamos juntos en moto, recorriendo restaurantes los domingos. Todos nos
conocen, aunque en realidad nosotros conocemos a todos.
Fui rápido, llego, y estaba Rafael y la hija de Pedro. La piba estaba llorando. Le dije que me contara y con voz
entrecortada me dijo que el padre estaba soldando un tanque en el taller y le había explotado en la cara.
Me parecía imposible, siempre fue muy cuidadoso, era su trabajo.
-¿Cómo no había, en esta oportunidad, tomado todos los recaudos?- pensé.
Y nos quedamos esperando la llegada del médico con la última novedad del estado de Pedro, nuestro querido Pedro.
Con un gualdapolvo celeste, apareció un joven de anteojos, más parecido a un músico pop, que a un médico,
y agarrándole las manos a Celeste, la piba de Pedro, le dijo: "mirá, la cosa es bastante grave, no va a perder
la vida, pero tu papá no volverá a ver." Pedro había quedado ciego.
Nos miramos con Rafael, nos abrazamos y lloramos como niños. Quién se lo imagina a Pedro ciego, el que indicaba
los caminos. La tristeza se apoderó de nosotros, realmente se nos vino el mundo abajo.
Llegó al sanatorio en ese momento el hijo mayor de Pedro, y al enterarse se quedó de rodillas en el suelo.
Era domingo fui al sanatorio y estaban sus hijos y Rafael. -Lo van a dar de alta, el no sabe todavía que no
volverá a ver. Como está vendado, el doctor en unos días, lo preparará para comunicarle tan fea noticia.
Pasaron dos semanas, volví de mis viajes de ventas recorriendo el Sur y antes de ir a mi casa, me llegué
hasta la casa de mi amigo Pedro.
Salió Celeste a atenderme y me hizo pasar. Qué momento. Encontrarme con Pedro ciego. Ya me había preparado
y lo tenía aceptado como un designio del señor.
Nos abrazamos y me dice: ¿y ahora cómo hago para acompañarlos en los viajes en moto?
Me rompió el corazón, y le dije: Pedro quedate tranquilo, que estamos dispuestos a ayudarte, saldremos los
domingos como siempre, solo que un día te lleva Rafael y otro yo, qué te parece.
Asintió y así lo hicimos, cada domingo para él era una fiesta, pero a veces se le escapaban unas lágrimas.
Llegó un domingo, que nos dejó helado a todos. Dijo: hoy salimos en mi moto, llevame, pero en mi moto.
Ibamos por la ruta 30 rumbo a Moquehuá , me tocó el hombro y me dijo: Gallego, quiero manejar.
Frené cerca del puente y esperé a Rafael, le conté lo que quería hacer Pedro, y éramos tres, pero de niños
siempre fuimos uno, así que si quería lo dejaríamos hacer.
Se sentó al frente. Era su moto. Conocía los botones, años de pulsarlos. Puso primera y salimos, a la derecha
a la izquierda, guarda y así llegamos a la entrada de Moquehuá, donde frenó cuando le indique.
Estaba una patrulla policial controlando el tránsito. Pedro le dice al oficial, aquí la cédula verde, mi carnet
de conducir. Yo quieto, duro y asustado.
El oficial haciéndome un guiño, dice: Pedro me alegro que haya mejorado de su accidente, se comentaba que ud.
estaba ciego, pero por lo visto, anda fenómeno, me alegra mucho. Pueden continuar el viaje.
Y nuevamente me guiña el ojo.
Rafael, estaba esperando unos metros más atrás, para intervenir cuando nos cargaran en el auto patrulla.
Pedro puso primera y aceleró como si viera.
Ya les había dicho antes que a nosotros todos nos conocen y en realidad a todos conocemos.

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Re:Las historias del Gallego AMACH
« Respuesta #3 : 23 de Octubre del 2017, 13:14 »
Un viejo mecánico

-¿Qué es lo que dice ese viejito, vos le entendés?
-Mirá, creo que habla de motos. Motos que una vez contó que él las atendía. Ahora empezó de nuevo, había dejado de acordarse, está desde ayer diciendo Puma, Siambretta, Legnano, Guzzi y bueno, vos sabés que son marcas de motos ¿no?
-Sí, claro, decime: ¿me dejas hablar con él?
-Por favor, te pido que no lo pongas nervioso, porque dentro de un rato llega la hija de Buenos Aires.
-Pero, ¿no es de aquí?
-¡Sí, sí! Pero la hija vive en Capital.

-Hola amigo, ¿cómo anda?
-Bien, estoy pensando lo que tengo que hacer mañana.
-Mañana, ¿y qué tiene para hacer mañana?
-Mirá, muchacho, le estoy preparando la moto a Daniel y corre el sábado.
-¡Ahhh! Usted es mecánico.
-Sí, y según dicen de los buenos, ¿llueve ?
-No. Cuente, cuente del taller.
-Yo atiendo varias motos de carrera, yo soy muy feliz en el taller, pero decime: ¿llueve ?
-No, amigo. No llueve.
-Estoy esperando a mi hija, que vive en España, me dijeron que hoy venía. Me parece que ya no llueve.
-Dígame: ¿ud. se llama ?
-Manuel, yo me llamo Manuel y tengo el taller en la Avda. Güemes. Viento, se levantó viento ¿no ?
-Mire Don Manuel.
-No hijo, yo no puedo mirar, estoy ciego.
-¡Huy! Disculpe, no me había dado cuenta.
-Es que disimulo (risas)
Ciego y todo, mete mano en los fierros, se las sabe lunga.
-Y vos ¿quién sos ?
-Yo, yo soy el Gallego Amach y si Ud. quiere mañana lo llevo a mi casa a escuchar el sonido de las marcas de motos que ud. menciona.
-¿Serías capaz de eso? Qué bueno, vos ponés en marcha y yo te digo la marca y te doy detalles.
-¿Que le pasa Manuel? ¿Está llorando?
-No, hijo. Estoy feliz, porque ahora tengo un amigo.
-Pero... le caen lágrimas por la mejilla.
-No, no son lágrimas, te dije que está lloviendo y me mojé la cara.

Marzo 2016.
Hogar-Asilo de ancianos Chivilcoy.