Autor Tema: KTM 690 SMC R  (Leído 2785 veces)

Desconectado MarceloR

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KTM 690 SMC R
« : 16 de Agosto del 2012, 09:46 »

No hace falta ser muy sagaz para adivinar qué ha pretendido KTM con su 690 SMC: trasladar el concepto Supermotard a la carretera con una moto en la que priman, casi exclusivamente, las sensaciones y la deportividad inherentes al estilo SM. Y como ocurre siempre que una marca propone soluciones tan extremas y tan concretas, resulta inevitable que el modelo en cuestión se convierta en ultraminoritario. Aunque parezca algo obvio, la 690 SMC solamente puede y debe comprársela quien tenga claro que es eso justamente lo que quiere y no otra cosa. Es una supermotard que encantará a quienes busquen una supermotard de carretera, nada más que una supermotard de carretera y exclusivamente una supermotard de carretera. La KTM 690 SMC no es una moto especialmente diseñada ni para el confort ni para la funcionalidad. Tampoco creo que nadie lo espere de ella. No rehuye, por supuesto, un cierto compromiso porque al final -tarde o temprano- todos los vehículos, incluso uno tan radical como el que nos ocupa, acaba necesitándolo. Pero la 690 SMC R es una moto diseñada para la diversión y las sensaciones. Esa es su prioridad... y no tiene reparos en recordártelo

Carácter naranja

“Lo que no está, no pesa” es el lema con el que KTM presenta la versión R de su SMC. Toda una declaración de principios que avisa de lo que nos vamos a encontrar: una moto aligerada en todo lo aligerable y llena de “power parts” de la casa para reducir el peso hasta unos 140 kg dignos casi de una moto de cross. Evidentemente la reducción de peso y la presencia masiva de piezas mejoradas revierte en el rendimiento... y en la radicalidad. Otro detalle clarificador: la 690 SMC R no lleva ni estriberas para el pasajero. Hemos quedado que es una moto para disfrutar de sensaciones fuertes... y eso no se hace con pasajero. Evidentemente se pueden colocar... pero si crees que necesitas estriberas traseras en una SMC R probablemente te estés equivocando de elección y haya otros modelos de la gama KTM más adecuados.
Como moto “de guerra” prescinde de todo lo prescindible. Lo que no está no pesa... efectivamente.... ni se rompe así que ofrece el mínimo equipamiento imprescindible: el cuadro de instrumentos -de buena legibilidad pese a su tamaño y únicamente con testigo de reserva de combustible- y los botones de rigor. Es una moto alta -casi un signo de identidad de la casa austríaca- y conviene tener claro que por debajo del 1'75 llegaremos de puntillas al suelo. Ergonómicamente está más cerca de una enduro que de una moto asfáltica. Se nota en los espejos, por ejemplo. Están porque deben estar pero creo que incluso en KTM dan por hecho que el propietario de una SMC R los desmontará antes de meterse con ella en pista. Vibran tanto que incluso dificultan una correcta visualización. Digámoslo claro: Todo en general vibra en la KTM. Pero conviene tener muy claro que no son vibraciones de mala manufactura o mal diseño. En absoluto. Son las vibraciones de una máquina sin concesiones, que no pierde espacio y peso en silent blocks y que asume que quien la conduzca valorará otras cosas y se la trae al pairo que vibre o no.


La carretera es divertida

Pones primera y la moto sale disparada con contundencia. Las marchas son muy cortas -lógico también- así que el juego continuo con el pedal del cambio es obligado. Afortunadamente el embrague antirrebote es muy suave, su recorrido muy corto y muy agradable. El LC4 es explosivo; sigue siendo el monocilíndrico de altas prestaciones más brillante del mercado. A partir de 2.000 vueltas acelera con muchísima energía... y ya no deja de hacerlo hasta plantarse en la zona roja. Conviene insistir en que para ello habrá que jugar mucho con el cambio pero manteniendo el régimen entre 4.500 y 6.000 vueltas, la franja en la que se muestra más cómodo y brillante, disfrutaremos de un propulsor de carácter 100% deportivo. Precisamente por eso también, debajo de esas referidas 2.000 vueltas, es algo más perezoso en las recuperaciones aunque no presenta vacíos. Es lógico si tenemos en cuenta que se trata de una moto con vocación de rodar siempre a ritmos alegres. La potencia declarada es 63 CV y se entrega a través de 4 mapas de inyección fácilmente configurables por el usuario.
Respecto a la parte ciclo me pareció excelente el tacto del freno delantero, muy dosificable y de potencia más que suficiente dado el poco peso del conjunto. Dinámicamente esta ligereza se deja notar en lo bueno -la agilidad del conjunto es increíble- y en lo menos bueno: en carretera y por encima de 120/130 km/h el tren delantero flota demasiado y transmite poca sensación de aplomo. En realidad, si somos justos, una supermotard no tiene porque tenerlo; su trabajo es otro... pero es cierto también que en el uso por carretera se echa a faltar un poquito más de confianza en el tren anterior. Evidentemente lo primero que se hace en esta situación, por instinto, es cargar peso delante... pero entonces el que empieza a mostrar poco agarre es el tren trasero, marcado por una suspensión blanda y de largo recorrido. De todos modos es menos dramático de lo que parece: en ningún momento uno tiene la impresión de descontrol sino de estar al manillar de una moto que necesita de un continuo movimiento del cuerpo. El reparto de pesos es instantáneo y la moto resulta fácil de conducir.


En resumen

La KTM 690 SM R da exactamente lo que promete: sensaciones supermotard y radicalidad deportiva sin filtrar. Personalmente creo que es más una máquina para atreverse en la pista el fin de semana en un pique con los amigos que para usarla por carretera. De hecho ese, el estricto de circuito, debería ser a priori el uso más lógico de esta versión R. Pese a eso, a su radicalidad, es una moto aprovechable en el uso diario... si se tiene en cuenta que estamos conduciendo una KTM “Ready for Race” y no una amable trail. Nos ayudará más su agilidad que su carácter. Es tan ligera y maniobrable que se atreve con cualquier entorno aunque no es una moto confortable si vamos a estar muchas horas sobre el duro mullido del asiento aunque tiene una buena autonomía y unos consumos razonables. En carreteras reviradas, sencillamente, es invencible. Y lo mejor de todo es que la moto ayuda mucho sea cual sea el nivel del usuario.
Por lo demás estamos ante un producto 100% KTM: una calidad de detalles y acabados soberbia y una vocación claramente deportiva y de exclusividad.
La KTM 690 SMC R – a un precio de 7.889 euros- es una moto de minorías, para gente que lo tiene muy claro.
Nunca la veremos en tranquilas rodadas domingueras ni con tranquilos mototuristas a los manos.
Ella elige quien puede conducirla. No al revés.
Afortunadamente.






Desconectado richard

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Re: KTM 690 SMC R
« Respuesta #1 : 16 de Agosto del 2012, 13:43 »
Linda pero yo no la compraria, no es pa mi esa moto.

Desconectado MarceloR

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Re: KTM 690 SMC R
« Respuesta #2 : 16 de Agosto del 2012, 13:49 »
A mi me gusta mucho peroen la version trail, con tacos  babax babax